Para realizar esta prueba de imagen el paciente se acuesta sobre una mesa que se desliza dentro de un tubo que, mediante imanes y ondas de radio, obtiene imágenes del cuerpo. Una sola prueba es capaz de obtener miles de imágenes que se pueden almacenar como si de una película se tratase.
El paciente se introduce dentro del tubo tan solo con una bata hospitalaria y sin ningún tipo de metal. En caso de que sea necesario se le puede introducir un contraste que permite una mejor visión de algunas zonas corporales.
También se pueden colocar unos pequeños dispositivos para marcar la zona de estudio, diferenciarla de las otras y mejorar la recepción de las ondas de radio.
La resonancia dura como mínimo unos treinta minutos pero puede tardar en realizarse mucho más, dependiendo de la obtención de imágenes.