El antígeno prostático específico (PSA) es una proteína que se produce y exclusivamente en la próstata, y que se elimina en eyaculado junto a los espermatozoides y el líquido prostático. Su función de preparar los espermatozoides para la fecundación.
Los niveles de esta proteína de forma natural suelen ser bajos, pero aumentan cuando la arquitectura normal de la próstata sufre modificaciones como consecuencia de procesos malignos como el cáncer o bien por procesos benignos como podría ser un traumatismo, la inflamación, infección o su crecimiento (hiperplasia benigna de próstata).
¿Cuál es su utilidad?
EL PSA y el tacto rectal han sido utilizados desde principios de la década de los noventa para el cribado del cáncer de próstata. Con esta estrategia, se ha conseguido a nivel mundial un diagnóstico más temprano del cáncer, disminuyendo de manera notable los tumores de próstata más avanzados y la mortalidad de esta enfermedad. Por otro lado, el aumento del diagnóstico de tumores en estadios muy precoces ha llevado a que algunos pacientes hayan recibido un tratamiento mayor que el que necesitaban (conocido como sobretratamiento), con efectos secundarios difíciles de solucionar como la incontinencia urinaria o la impotencia.
¿Es el PSA un marcador de cáncer de próstata?
Aunque el PSA ha sido validado como marcador del cáncer de próstata y su uso en el cribado está bien documentado, su mayor limitación es que no es específico del cáncer de próstata. Se puede elevar en procesos benignos como la hiperplasia prostática benigna, la retención urinaria aguda, la prostatitis y la inflamación, y los traumatismos prostáticos. El límite superior óptimo del rango normal de PSA no está claro, y actualmente no existe un valor de corte consensuado para el PSA que sea específico para el cáncer de próstata. Históricamente, se utilizaba un valor de PSA de 4 ng/mL como límite para iniciar la biopsia de próstata; sin embargo, se ha observado que los cánceres de alto grado también se asocian a valores de PSA inferiores a 4 ng/mL.
Entonces ¿me debo o no hacer un PSA?
La realización del PSA debe ser una decisión personal que usted debe tomar de manera consensuada y después de haber sido informado de los pros y los contras por parte de su médico de atención primaria o su urólogo.
Nuestra recomendación sigue las directrices de las principales sociedades de urología, y es que todo varón al cumplir los 50 años debería acudir al urólogo para una evaluación clínica y valorar el realizar un PSA. En caso de tratarse de varones de raza negra, o con antecedentes familiares directos de cáncer de próstata (padres, hermanos o abuelos), el estudio se deberá realizar a partir de los 45 años.
La estrategia de seguimiento se decidirá de manera individual, teniendo en cuenta las características clínicas y el resultado de los análisis (por ejemplo: a un hombre de 45 años con un nivel de PSA inferior a 1 ng/ml se le aconsejaría que su próxima prueba de PSA se la realice dentro de 5 años, mientras que a un hombre de la misma edad y raza con los mismos antecedentes familiares con un PSA de 1,5 ng/ml se le aconsejaría que se volviera a revisar en un año).
¿Qué debo hacer si tengo el PSA elevado?
Tal como hemos comentado, el tener el PSA elevado no significa que usted padezca un cáncer de próstata. En la mayoría de los casos, el siguiente paso a seguir será la realización de una resonancia magnética (RMN) de próstata. Los resultados del PSA, de la RMN, de la cinética del PSA y de ser necesario, el uso de biomarcadores y test genómicos, nos ayudarán a decidir si usted debe o no someterse a una biopsia de próstata.